esta fiera condición,
esta furia, esta ambición,
por si alguna vez soñamos.
Y si haremos, pues estamos
en un mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña,
que el hombre que vive, sueña
lo que es, hasta despertar.
Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe
y en cenizas le convierte
la muerte (¡desdicha fuerte!):
¡qué hay quien intente reinar
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte!
Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñas lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí,
destas prisiones cargado;
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
(Pedro Calderón de la Barca; La vida es sueño; Escena XIX)
3 comentarios:
Ainssss, pero que bonito es!!! Muchas gracias hermano!! Soñemos pues, y vivamos mejor...
Mil besazos!!
La Vida es sueño se hace eco de una de las ideas que Aristóteles plasma en la Poética y la Retórica.Este fragmento gira en torno a esa idea de que el temor es algo que nos preocupa en un futuro próximo y no a largo plazo.Sentimos miedo cuando vemos cercano el final de algo.
"Timor" es una pasión del ánimo que hace huir de las cosas dañinas.
En la Retórica dedica Aristóteles un pasaje al temor: en él encontramos igualmente el temor referido al tiempo futuro, pero no muy lejano: el temor es «cierta pena o turbación ante la idea de un mal futuro, destructivo o penoso. Pues no se temen todos los males, por ejemplo que uno vaya a ser injusto o tardo, sino los que pueden causar grandes penas o destrucciones , y éstos, cuando no parecen lejanos, sino tan próximos
como si estuvieran a punto de suceden> (86a21-26). En efecto, no
tememos lo muy lejano, sino lo inmediato; «todos —el ejemplo es de Aristóteles— saben que han de morir, pero, como no está próximo, no se preocupan» (86a27).
Mediante la compasión provocada por la tragedia llegamos a la catarsis de tales males,y por eso,las grandes obras literarias nos purifican y nos hacen sentirnos
más cercanos a la verdad.
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