miércoles, 6 de enero de 2010

MICROHISTORIAS DE LA CHATARRA: Sentado en el Tiempo


Tic, Tac, Tic, Tac, Tic, Tac, Tic, Tac, Tic, Tac....TAAAAMMM; Suenan las dos de la tarde el cielo estaba encapotado no había dejado de manar lágrimas, daba la sensación de que estaba triste, de que algo iba a suceder, un aire extraño respiraban los escasos vecinos de la -por entonces- barriada de Santomera aquel 28 de septiembre de 1947. Mientras F.Z. se apresuraba a poner el tablacho obligatorio aquellos días en que caía con fuerza si no querías achicar los departamentos de la casa, veía como las hojas del Jazmin flotaban por el ya anegado patio, hasta el punto de impedir la visualización del resquebrajado hormigón. Él no estaba en casa, se había marchado a poner a salvo las dos yeguas que tanto habían dado de comer a la familia, no podía sentirse más sola y más asustada. No tardó en acceder el agua al comedor, y de ahí pasar al salón, en unos minutos la casa estaba completamente repleta de líquido turbio y la escapatoria se hacía más complicada. Los trastos comenzaban a flotar sillas, lámparas, marcos de fotografías y un largo etc. de artilugios que decoraban la casa o servían de utilidad cotidiana, semblaban barcas en un pantano doméstico en alza. F.Z. podía ver a los vecinos por los huecos de las ventanas, su casa no tenía planta alta, aunque sí una terraza que habían cerrado por peligro a que el suelo de ésta se desplomara algún dia debido al mal estado del mismo. Pronto al igual que el agua entraba por el patio empezaba a salir por las ventanas pero la entrada era mucho mayor que la salida por consiguiente no quedaba mucho tiempo para escapar sino quería perecer ahogada, y seguía estando sola. En la parte alta de una de las paredes de la casa había un orificio que antiguamente servía de entrada al palomar y que con el tiempo se había ido engrandeciendo, F.Z. subió a la escalera huyendo del agua que ya era imposible achicar, pero ni siquiera podía refugiarse de la anegación en la terraza porque la puerta estaba cerrada con maderos, el nivel ascendía cada vez más escalón a escalón. Cuando estaba apunto el agua de alcanzar el descansillo previo a la puerta de salida a la terraza, vió como algunos de los objetos flotantes salían por el orificio del antiguo palomar. El nivel hacía que sus pies se sintieran húmedos y percibiera que se estaba mojando las zapatillas de estar por casa...
Cuando la ramblá cesó encontraron el cuerpo sin vida de F.Z. en la parte alta de la escalera, él no podía sentirse más apenado al pensar que por salvar el medio de alimento de la familia había dejado a la mano de la naturaleza a la persona que le había acompañado durante casi toda su vida...


El 28 de septiembre de 1947 se produjo en la vega baja del segura una riada o mejor dicho ramblá bastante aguda. Este tipo de fenómenos son comunes en las zonas en las que nos encontramos, el sureste español, terrenos poco regados actualemente donde llueve de forma muy escasa aunque sí se dan grandes lluvias torrenciales. La escasa preparación que posee esta zona, pero sobre todo este tipo de fenómenos meteorológicos generan los desastres que se han ido dando sucesivamente en la historia. La gota fría o como se conoce científicamente por los metereólogos DANA (Depresión Aislada de Niveles Altos) se produce en zonas templadas de aguas relativamente cálidas, es muy usual en el Mediterráneo Occidental durante las fechas estacionales ya citadas (otoño), y es más común y violento en zonas donde las aguas suelen estar a una temperatura más elevada ya que esto permite la evaporación de la misma y la conversión en una zona de baja presión.
Este tipo de fenómenos ha dado lugar a muchas lluvias torrenciales con sus consiguientes consecuencias devastadoras, que hoy podemos ver en determinados puntos de información como la web de la Confederación Hidrográfica del Segura, en ella se recoge la siguiente información:

  • 1906: 25 de Septiembre. Rambla Salada: En el pueblo de Santomera el nivel del agua era de dos metros. La riada ocasionó 24 víctimas.
  • 1926: 5 de Septiembre. Ríos Guadalentín y Segura; 13 de Noviembre (Riada de Santa Victoria).
  • 1931: 25 de Diciembre. Ríos Segura y Guadalentín. Rambla Salada (Santomera).
  • 1939: 20 de Octubre. Ríos Segura, Pliego y Mula. Ramblas Salada (Santomera) y Benipila.
  • 1947: 28 de Septiembre (Avenida de Santomera). Río Segura y Ramblas de las Vegas Media y baja del Segura. Rambla Salada.
    Se produjeron unas espectaculares crecidas en las ramblas de la Vega Media y Baja, debido a una lluvia torrencial, que ocasionaron inundaciones en la huerta, desde Monteagudo hasta Guardamar, al unirse las aguas de las ramblas con la crecida que llevaba el río Segura. Quedaron inundadas zonas de Alguazas, Molina y Fortuna. El desbordamiento en la rambla de Churra ocasionó un muerto y la destrucción de varias casas. En Santomera la inundación resultó catastrófica ya que arrasó más de 100 casas y ocasionó 11 víctimas al desbordarse la rambla Salada, quedando sin hogar más de dos mil personas. En el área de Orihuela, la rambla de Abanilla dejó inundadas zonas de huerta y anegó el pueblo de Benferri, cuyo cementerio quedó asolado por el ímpetu de las aguas. La ciudad de Orihuela y su huerta quedaron inundadas por el desbordamiento del Segura. La catedral de dicha ciudad, llegó a tener cerca de un metro de agua en su interior. Otras localidades de la Vega Baja también quedaron inundadas, casos de Catral, Dolores, Almoradí, y Rojales.
  • 1949-: 23 de Marzo. Ramblas Salada (Santomera), Abanilla y Alquerías.
    (...)

Actualmente en el (ya) Pueblo de Santomera en una plaza que se denomina "Plaza de la Coronación" hay un monumento homenaje a las víctimas de la Ramblá sucedida en 1947. La obra en sí es insignificante pues se trata de una formación (que puede que simule un tablacho o presa)de hormigon con una serie de elemntos rectagulares (cuya posible interpretación sean los destrozos y escombros que causó el desastre) en la parte de atrás y frente a ello once cuerpos esféricos que simbolizan y homenajean a las víctimas del suceso, tres bolas son de menor tamaño representando los tres menores que fallecieron. Aunque artísticamente no sea significativo, sin lugar a duda el monumento y bajo mi punto de vista lleva una carga emocional grandiosa.

Amén de esto quise ir más allá en la documentación y le pregunté al tio Paco (nacido en 1933 y que tenía unos 14 años cuando ocurrió el suceso) dónde se encontraba aquel día tenebroso. Él estaba en nuestra casa aunque fue a llevar las yeguas a casa del Tio Manuel (aspecto que me ha inspirado para reconstruir la historia), me contó también que la única persona que permaneció en mi casa fue mi Abuelo (ya difunto) y que permaneció allí para salvar algunas de las pertenencias (animales, arreos, etc.) que había el hogar. También me dijo que unas calles más arriba hubo quienes sí perecieron debido al derrumbamiento de un techo, entre aquellas personas se encontraba la hermana del Antonio ("El Mandurrias") que por aquel entonces era una joven inocente niña, y que representa una de las esferas pequeñas del ya citado monumento. Además de todo esto me contó algunos de los detalles cronológicos y de otro tipo de la riada, en cuanto tiempo se inundó el pueblo, (aproximadamente unas tres o cuatro horas), la lluvia incesante que se había dado durante toda la mañana y que había parado en el momento en que llegó del todo la crecida, las zonas que se habían quedado sin inundar que permitieron que la gente salvaguardara pertenencias, animales, etc. y cómo estaba estructurada Santomera (con calles sinuosas e irregulares, casas entrecruzadas...) que influyeron en el desarrollo de lo acaecido haciendo en ocasiones de presas y puntos de estancamiento del agua, amén de otras cuestiones de menor interés. Todos estos detalles han contribuído a la efímera pero no por ello menos aproximada recreación literaria con que arranca el post.

Ahora os podréis preguntar dónde está la microhistoria y la chatarra. Desde que era muy "pequeñito" y mi mente me permite recordar, siempre ha habido una "sillita" en casa donde al sentarnos en el sofa apoyábamos los pies. Esta sillita contenía las iniciales F.Z. y un buen día cuando comenzé a tener uso de razón pregunté a mi madre qué miembro de la familia respondía a esas letras tan inusuales en nuestro entorno. Imaginaos la respuesta que me dio...en efecto! a nadie de la familia, esta silla había llegado al patio de mi casa tras la Ramblá y como los candeles son los más chatarreros del mundo mundial, la adoptaron y ahí permaneció el resto de sus días hasta hoy día 6 de Enero de 2010.
Sesenta y siete años lleva sirviendo esta silla a mi familia (sin contar el tiempo que la empleó su antiguo dueñ@) y seguro que lo hará otros tantos lustros hasta que nuestros hijos y nietos continúen en ella....SENTADOS EN EL TIEMPO...

La historia inicial es una recreación literaria pero que podría haber sido real. lLas iniciales de la silla seguramente no pertenecerían a ninguna de las once personas fallecidas en el desastre, aunque esto dota de mayor dramatismo la historia y me he permitido el lujo de adoptarlas como protagonistas de la historia (con el absoluto respeto a las víctimas). La ambientación de la historia es fidedigna, los acontecimientos ocurrieron como tal, y seguramente con un mayor esfuerzo de documentación oral se lograrían hacer muchísimas más cosas, pero no hemos de olvidar que esto es una microhistoria de la chatarra. Lo que verdaderamente importa es que a través de un objeto tan sencillo y tan desechable como es una "sillita", podemos acercarnos a nuestro pasado con ciertas dosis de literatura y dramatización, y cómo esos CACHARROS llegan a cobrar vida y a formar parte de nuestro pretérito, cada momento en que cojo un libro, una revista, o lo que sea, me siento a las faldas de la lumbre y subo los pies a la historia.

1 comentario:

Álvaro dijo...

Es un ejemplo de lo que todo historiador debería hacer. Siempre me ha interesado más la microhistoria que los grandes hechos, que sin las personas de a pie no hubieran sido ni grandes ni hechos. La silla representa tanto en cualquier cultura que sois verdaderamente afortunados al haberla recibido, aún viniendo como llegó. La recreación literaria, fidedigna o no, es de altura, y no me extraña.